miércoles, 26 de mayo de 2010

Diversidad y futuro

La escuela debe ser compensadora de igualdades. Debe tener como objetivo la inclusión de todos, facilitar a todos la oportunidad de aprender y poder conseguir lo que se quiera gracias al conocimiento. Pero este objetivo no basta si no se adquiere conciencia de ciudadanía y de uno de los pilares que la sustentan, la convivencia y el respeto a los demás.

A veces grandes avances o descubrimientos se han llevado a cabo gracias a la conjunción de diversos elementos fortuitos que no estaban presenten en la formulación teórica. Estar atentos a todas las variables y completar con una dosis de creatividad puede ser decisivo. Intentamos buscar respuestas a fenómenos predecibles, pero los sucesos aleatorios existen y no siempre son comprendidos o aceptados. Nuestros mecanismos mentales no se adaptan a estos eventos y cuesta entender la aleatoriedad, sin embargo ésta está presente también y hay que tenerla en cuenta.

El cine siempre ha recreado futuros oscuros y llenos de peligros. Farenheith 451, La isla, ... muestran la cueva y un mundo vigilado por el gran hermano que todo lo ve, en el que la individualidad es un peligro y se suprimen las diferencias, las divergencias y diferencias.
Enlazando con el discurso de Armand Mattelart quizás el miedo como arma política esté detrás de esta visión claustrofóbica del futuro. Un futuro opresor pero muy limpio y ordenado. Quizás como un estado "paternalista" en el peor sentido de la palabra. Una protección similar a la que ejercen algunos padres preocupados por sus hijos que no les dejan jugar en el patio para que no se manchen, que no les dejan explorar para evitarles el daño del mundo exterior,... aunque la opresión y el miedo puedan ser el peor daño que se le puede infligir al ser humano. No hay mejor paralizante que el miedo.

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