La incorporación de las TIC a la escuela supone un cambio en el rol tradicional del profesorado y en el modo de entender la educación. Una escuela acorde con la sociedad actual exige un profesorado dispuesto a entender que debe adquirir competencias personales, sociales y profesionales que faciliten y promuevan este cambio. Si el profesorado no da este paso la educación no cambiará. Se reproducirá un modelo tradicional en un paisaje nuevo rodeado de medios tecnológicos pero sin cambios en lo sustancial.
Todo esto hace necesario un cambio en la formación del profesorado. El papel de los profesores ya no es únicamente enseñar o transmitir una información a sus alumnos. Ahora se trata de hacer a los estudiantes competentes para alcanzar objetivos que les permitan ser y actuar en la sociedad de forma autónoma. Para ello hay que modificar las estrategias y metodologías de trabajo haciendo que el alumnado investigue, explore, busque, resuelva... Para conseguir este objetivo estas metodologías de trabajo deben ser respetuosas con la diversidad del alumnado, entendiendo y ajustando la respuesta educativa para que todos los alumnos puedan incorporarse al proceso de aprendizaje. Por otra parte, esta formación del profesorado no se construye de forma aislada. La educación, ahora más que nunca, implica un trabajo en colaboración con todos los agentes educativos: dentro de la escuela fomentando el trabajo coordinado del profesorado implicado en la tarea, la investigación educativa y estimulando al profesor a compartir sus recursos con otros colegas. La participación y colaboración de la familia es un punto importante en esta tarea y por último la implicación del entorno social del estudiante: el barrio, el pueblo y el conjunto de la sociedad. Las nuevas tecnologías favorecen el logro de estos objetivos gracias a las nuevas herramientas disponibles.
Pero estos objetivos no serán posibles si dejamos que esta búsqueda de nuevas respuestas educativas sea un objetivo individual de ciertos profesores y profesoras y los estamentos políticos y educativos no asumen su gran parte de responsabilidad. Dotar de recursos no es suficiente si esto no va acompañado del apoyo a la labor del profesor dentro y fuera de las aulas: menos alumnos por aula, profesores de apoyo, formación docente adecuada, y en general, un reconocimiento social real al trabajo del profesorado.
Para que este cambio sea posible el profesorado debe cambiar también. ¿Cómo?
Es necesaria una nueva mentalidad más abierta que entienda que la escuela debe acomodarse a una nueva sociedad más dinámica que cambia de forma irreversible. La sociedad necesita personas que entiendan que la formación no se limita a un tiempo y a un espacio. La formación permanente, a lo largo de toda nuestra vida garantiza una ciudadanía permanentemente preparada para asumir los cambios de la sociedad. Y en el profesorado esto es fundamental.
La nueva escuela necesita profesores formados. La formación continua se hace indispensable y en este modelo las TIC favorecen este cambio ya que permiten una formación en todo momento y lugar sin necesidad de acudir a un centro de formación sujeto a horarios, etc. La formación online del profesorado facilita este paso, llega a todos independientemente de la situación personal (lugar de residencia, circunstancias familiares...) Estos nuevos entornos liberan tanto a los estudiantes como al profesorado de las limitaciones espaciales y temporales haciendo posible la formación en cualquier momento y lugar.
La formación del profesorado no se limita al conocimiento de la utilización de los recursos tecnológicos. Es necesaria una reflexión sobre las metodologías de trabajo, los materiales formativos, ...
El profesorado debe conocer los contenidos de la materia que imparte siendo capaz de planificar itinerarios formativos que propongan objetivos adecuados, contenidos pertinentes y actividades relevantes realmente vinculadas con los fines propuestos. La metodología a utilizar en este proceso debe favorecer la investigación, la autonomía del alumno a la vez que promueve y favorece el trabajo en grupo estableciendo como valores positivos en el alumnado la constancia en el estudio, la organización, la colaboración con los otros y otras compañeros y promoviendo la reflexión sobre el propio proceso. El alumnado debe ser capaz de extraer conclusiones sobre el proceso y sobre su papel en el mismo. Por ello contemplar la realización de la autoevaluación debe estar tan presente como la misma evaluación pues aportará tanto a estudiantes como al profesor la información pertinente para establecer los cambios positivos que enriquecerán el proceso de aprender y el propio papel asumido por unos y otros.
Podemos concluir que el papel del formador es un papel de organizador, planificador, motivador y mediador en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Su objetivo es crear la necesidad en el alumnado por aprender, por buscar respuestas...organizando los espacios, tiempos, recursos. Para lograrlo deberá atender y respetar las diferencias individuales potenciando en cada alumno sus capacidades como elemento indispensable para lograr personas con autoestima y valor suficiente para afrontar los retos que surgirán a lo largo de su vida, sin olvidar la importancia de fomentar los valores positivos como el respeto a las diferencias, el valor de la convivencia, la ayuda a los demás...
La formación del profesorado debe aunar por una parte una mentalidad abierta a la utilización en el aula de las nuevas tecnologías y el conocimiento básico del uso de las mismas. Al menos debe ser competente en la utilización del procesador de texto, del correo electrónico, de la navegación por Internet... Pero sobre todo debe reflexionar sobre la utilización de las TIC en su trabajo tanto para organizar y planificar sus propias tareas (preparación de clases, formación...), para impartir y llevar a cabo la propia tarea docente (como soporte para sus explicaciones, recopilación o realización de actividades para los alumnos utilizando herramientas de autor, como instrumento para favorecer la investigación de los alumnos a través de la planificación de actividades utilizando los medios tecnológicos utilizando distintas metodologías de trabajo ...) para favorecer la comunicación con colegas, alumnos y familias utilizando estos medios: correo electrónico, blog de aula, Web de centro, foros, chats... y para mejorar su propia formación gracias a las actividades de formación permanente organizados por las instituciones educativas. Todo esto implica una reflexión constante sobre la educación, el rol de profesorado, y la utilización de las TIC para reconocer los aspectos positivos y negativos de su uso en el aula.
Todo esto hace necesario un cambio en la formación del profesorado. El papel de los profesores ya no es únicamente enseñar o transmitir una información a sus alumnos. Ahora se trata de hacer a los estudiantes competentes para alcanzar objetivos que les permitan ser y actuar en la sociedad de forma autónoma. Para ello hay que modificar las estrategias y metodologías de trabajo haciendo que el alumnado investigue, explore, busque, resuelva... Para conseguir este objetivo estas metodologías de trabajo deben ser respetuosas con la diversidad del alumnado, entendiendo y ajustando la respuesta educativa para que todos los alumnos puedan incorporarse al proceso de aprendizaje. Por otra parte, esta formación del profesorado no se construye de forma aislada. La educación, ahora más que nunca, implica un trabajo en colaboración con todos los agentes educativos: dentro de la escuela fomentando el trabajo coordinado del profesorado implicado en la tarea, la investigación educativa y estimulando al profesor a compartir sus recursos con otros colegas. La participación y colaboración de la familia es un punto importante en esta tarea y por último la implicación del entorno social del estudiante: el barrio, el pueblo y el conjunto de la sociedad. Las nuevas tecnologías favorecen el logro de estos objetivos gracias a las nuevas herramientas disponibles.
Pero estos objetivos no serán posibles si dejamos que esta búsqueda de nuevas respuestas educativas sea un objetivo individual de ciertos profesores y profesoras y los estamentos políticos y educativos no asumen su gran parte de responsabilidad. Dotar de recursos no es suficiente si esto no va acompañado del apoyo a la labor del profesor dentro y fuera de las aulas: menos alumnos por aula, profesores de apoyo, formación docente adecuada, y en general, un reconocimiento social real al trabajo del profesorado.
Para que este cambio sea posible el profesorado debe cambiar también. ¿Cómo?
Es necesaria una nueva mentalidad más abierta que entienda que la escuela debe acomodarse a una nueva sociedad más dinámica que cambia de forma irreversible. La sociedad necesita personas que entiendan que la formación no se limita a un tiempo y a un espacio. La formación permanente, a lo largo de toda nuestra vida garantiza una ciudadanía permanentemente preparada para asumir los cambios de la sociedad. Y en el profesorado esto es fundamental.
La nueva escuela necesita profesores formados. La formación continua se hace indispensable y en este modelo las TIC favorecen este cambio ya que permiten una formación en todo momento y lugar sin necesidad de acudir a un centro de formación sujeto a horarios, etc. La formación online del profesorado facilita este paso, llega a todos independientemente de la situación personal (lugar de residencia, circunstancias familiares...) Estos nuevos entornos liberan tanto a los estudiantes como al profesorado de las limitaciones espaciales y temporales haciendo posible la formación en cualquier momento y lugar.
La formación del profesorado no se limita al conocimiento de la utilización de los recursos tecnológicos. Es necesaria una reflexión sobre las metodologías de trabajo, los materiales formativos, ...
El profesorado debe conocer los contenidos de la materia que imparte siendo capaz de planificar itinerarios formativos que propongan objetivos adecuados, contenidos pertinentes y actividades relevantes realmente vinculadas con los fines propuestos. La metodología a utilizar en este proceso debe favorecer la investigación, la autonomía del alumno a la vez que promueve y favorece el trabajo en grupo estableciendo como valores positivos en el alumnado la constancia en el estudio, la organización, la colaboración con los otros y otras compañeros y promoviendo la reflexión sobre el propio proceso. El alumnado debe ser capaz de extraer conclusiones sobre el proceso y sobre su papel en el mismo. Por ello contemplar la realización de la autoevaluación debe estar tan presente como la misma evaluación pues aportará tanto a estudiantes como al profesor la información pertinente para establecer los cambios positivos que enriquecerán el proceso de aprender y el propio papel asumido por unos y otros.
Podemos concluir que el papel del formador es un papel de organizador, planificador, motivador y mediador en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Su objetivo es crear la necesidad en el alumnado por aprender, por buscar respuestas...organizando los espacios, tiempos, recursos. Para lograrlo deberá atender y respetar las diferencias individuales potenciando en cada alumno sus capacidades como elemento indispensable para lograr personas con autoestima y valor suficiente para afrontar los retos que surgirán a lo largo de su vida, sin olvidar la importancia de fomentar los valores positivos como el respeto a las diferencias, el valor de la convivencia, la ayuda a los demás...
La formación del profesorado debe aunar por una parte una mentalidad abierta a la utilización en el aula de las nuevas tecnologías y el conocimiento básico del uso de las mismas. Al menos debe ser competente en la utilización del procesador de texto, del correo electrónico, de la navegación por Internet... Pero sobre todo debe reflexionar sobre la utilización de las TIC en su trabajo tanto para organizar y planificar sus propias tareas (preparación de clases, formación...), para impartir y llevar a cabo la propia tarea docente (como soporte para sus explicaciones, recopilación o realización de actividades para los alumnos utilizando herramientas de autor, como instrumento para favorecer la investigación de los alumnos a través de la planificación de actividades utilizando los medios tecnológicos utilizando distintas metodologías de trabajo ...) para favorecer la comunicación con colegas, alumnos y familias utilizando estos medios: correo electrónico, blog de aula, Web de centro, foros, chats... y para mejorar su propia formación gracias a las actividades de formación permanente organizados por las instituciones educativas. Todo esto implica una reflexión constante sobre la educación, el rol de profesorado, y la utilización de las TIC para reconocer los aspectos positivos y negativos de su uso en el aula.
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